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El rostro, una compañía de teatro independiente

Una compañía de teatro independiente con 46 años de historia en los que han recorrido Chile actuando, con una escenografía que huye de la exageración. El rostro muestra como la simpleza de su escenario transmite un mensaje claro para adultos y niños, dejando su propia huella en el mundo teatral.

Su origen

Nace de la convicción profunda de sus fundadores Gustavo Sáez, Jimena Ramírez y Julio Muñoz. Ellos creían que el teatro no solo debía mostrarse en escenarios tradicionales, sino llegar a todos los rincones posibles. Pero no basta solo con llegar a esos lugares, sino que buscaban que todos pudieran disfrutar del mismo espectáculo, de ahí nace una de sus características distintivas: una escenografía simple. Con esto se aseguran que no importa el lugar donde se presenten, todo su publico podrá ver lo mismo.

Gustavo Sáez fue definido alguna vez como un militante del teatro, no en el sentido político sino en el de quien entrega su vida completa a una causa. En los años oscuros de la dictadura, cuando se cerraron los espacios culturales de Concepción, ellos se reunieron y decidieron no rendirse. Eligieron no hacer solo humor o entretención, sino un teatro que hablara del ser humano, de su dolor, de su dignidad. Un espíritu marcó a generaciones de actores que hoy siguen su camino.

Esa vocación de ir donde nadie más va es el sello de un grupo que entiende el arte como una herramienta de educación y de crecimiento personal.

Sus integrantes quienes han sido instruidos por los miembros fundadores, sostienen que el teatro debe estar al servicio de la comunidad. Que no puede limitarse a espacios cómodos donde todo está dispuesto para que la obra luzca. Por eso, cuando preparan una puesta en escena lo hacen pensando tanto en los espectadores que los verán en su sala en Concepción como en los niños de Santa Juana, San Rosendo o la isla de Chiloé. En lugares donde no hay luces ni escenografías sofisticadas, pero sí, espectadores que merecen vivir la misma experiencia.

Teatro independiente

En la actualidad la coherencia entre el discurso y la acción se sostiene con un esfuerzo enorme. El teatro el rostro se define como independiente y no es una etiqueta vacía ya que rara vez ha recibido apoyo estatal. Solo una vez ganaron un Fondo de Cultura para realizar un recorrido y desde entonces financian todo con sus propios recursos.

El teatro infantil, por ejemplo, se convierte en la base económica que permite hacer teatro adulto. Es una dinámica de resistencia, pero también de libertad creativa.

“Somos un teatro vocacional” dicen, no viven exclusivamente del teatro, pero dedican buena parte de su vida a él con la misma disciplina y compromiso de quienes lo hacen de tiempo completo.

En su visión ser parte del grupo implica una responsabilidad ética, el actor debe ser, ante todo una mejor persona. Porque en El Rostro nadie actúa solo, cada actor sostiene y es sostenido por sus compañeros. Si uno olvida una línea otro le da el pie, si alguien se cae el grupo lo levanta, demostrando que el teatro se construye en equipo.

El Rostro ha montado obras propias y también textos de grandes autores. Las primeras les permiten expresarse libremente; las segundas, los obligan a una doble exigencia: ser fieles al pensamiento del dramaturgo y tratar el texto con respeto, disciplina y entrega. Porque, para ellos, hacer teatro no es subirse al escenario a recitar palabras, es construir un espacio de verdad, es entregar un mensaje y enseñar, pero sobre todo el teatro el rostro es humanidad.

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