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Senda alerta sobre consumo de drogas en universitarios de Concepción

El consumo de drogas en universitarios de Concepción continúa siendo una preocupación para el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) en la Región del Biobío. Según su director regional, Bayron Martínez Ulloa, los hábitos de consumo entre los jóvenes se inician a edades cada vez más tempranas y se ven reforzados por factores sociales y ambientales propios de la vida universitaria.

Martínez explica que los estudios más recientes del Senda muestran cifras alarmantes. El 34,5% de los estudiantes de educación superior consume marihuana. Mientras que el 64% declara consumir alcohol y cerca del 9% reconoce el uso de tranquilizantes sin receta médica. Estos datos, obtenidos en el Estudio Nacional de Consumo de Drogas en Educación Superior de 2021, revelan una tendencia sostenida que, según el organismo, se mantiene e incluso podría haberse incrementado en los últimos años.

“El entorno universitario es un factor de riesgo evidente”, comenta el director. “Muchos jóvenes llegan a Concepción desde otras ciudades, sin redes familiares ni acompañamiento. En ese contexto, el consumo se normaliza en fiestas mechonas, celebraciones y bares cercanos a las universidades, donde la disponibilidad de alcohol y marihuana es alta”.

Frecuencia de consumo en universitarios

Martínez asegura que la normalización de estas prácticas tiene raíces anteriores a la etapa universitaria. El inicio promedio del consumo de alcohol en Chile es a los 13 años, mientras que el de marihuana se sitúa en los 14. “Estamos hablando de estudiantes que ya arrastran una relación con las drogas antes de ingresar a la educación superior. En la universidad solo se amplifican las oportunidades y la presión social para seguir consumiendo”, enfatiza.

El director del Senda señala que uno de los problemas más graves es la pérdida de percepción de riesgo frente a la marihuana. “Hoy, la marihuana que circula en Chile es genéticamente modificada y tiene una concentración de THC entre el 15% y el 50%, lo que la vuelve mucho más adictiva. Además, afecta el desarrollo del cerebro entre los 13 y los 24 años, una etapa crítica donde se forma la corteza prefrontal, encargada de la toma de decisiones”, explica.

A diferencia del consumo de tabaco que es legal en espacios públicos, la marihuana se mantiene en una zona ambigua. “El consumo personal y próximo en el tiempo no está penado por la ley 20.000. Sin embargo, cuando este ocurre en espacios públicos o universitarios, las instituciones están incumpliendo la ley de responsabilidad jurídica si no toman medidas preventivas”. Advierte Martínez.

El director también recuerda que Senda mantiene una red de trabajo respecto a las drogas con las principales casas de estudio del Gran Concepción, que es donde más se mueven los universitarios, como la Universidad de Concepción, la Universidad Católica de la Santísima Concepción y la Universidad del Biobío. “Desde el año 2014, tras una tragedia ocurrida durante las fiestas patrias, se conformó la Mesa de Educación Superior. En ella participan 13 instituciones que reciben asesoría, capacitación y protocolos para prevenir el consumo problemático”, detalla.

Tratamientos sobre drogas

En cuanto a los tratamientos, Martínez reconoce que la recuperación de los jóvenes es un proceso complejo. “De los 400 jóvenes en tratamiento durante 2024, el 66% presenta consumo problemático de marihuana. Es muy difícil que los adolescentes se rehabiliten porque muchos aún no perciben consecuencias reales. En adultos, en cambio, uno de cada dos logra recuperarse. Mientras que en jóvenes solo dos de cada diez lo consiguen en la primera etapa del proceso”, precisa.

Respecto a las estrategias futuras, el Senda apunta a reforzar la prevención a través de programas que involucren a estudiantes líderes y deportistas. “Los mensajes entre pares son mucho más efectivos que los discursos institucionales. Si logramos que los propios jóvenes promuevan una cultura de autocuidado y responsabilidad, podemos generar cambios reales”, plantea el director.

Finalmente, Martínez llama a las universidades y a las familias a no minimizar el problema. “El consumo de drogas en universitarios de Concepción no es un fenómeno aislado ni propio de la juventud rebelde. Es una expresión de vulnerabilidades, soledad, presión académica y falta de contención emocional. Necesitamos acompañar más, juzgar menos y generar entornos donde el consumo no sea visto como parte de la diversión, sino como un riesgo para el futuro de nuestros jóvenes”, concluyendo de esta manera con la entrevista.

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