“Hasta aquí llego”: El carabinero en retiro por el estallido social
Héctor Carrasco es un carabinero en retiro desde 2019, año en el que ocurrió el estallido social en Chile, situación que generó su motivo para renunciar a la institución.
El caso de Héctor, un carabinero en retiro por el estallido social, puede resultar un acto de valentía para muchos. Para otros, una decisión normal. Para él, el suceso que aconteció Chile fue la causa de poner fin a una carrera de 33 años sirviendo a Carabineros. Desde los 18 años en la institución, pasó por varias experiencias que le dejó su “hogar”, como él le llama a la vida de estar uniformado.
Su padre, quien tenía el mismo nombre, también fue carabinero y estuvo en retiro. A pesar que no tuvo el mejor ejemplo de una figura paternal, la educación que recibió don Héctor por medio de su “viejo mañoso” le bastó para darse cuenta que vestir el traje y portar una piocha de la institución era todo lo que soñaba. “Desde pequeño siempre defendía a mis amigos de la escuela o del liceo, y al ver a mi papá hacerlo contra gente que no hacía el bien, hizo que yo quisiera lo mismo”, indicó.
Nunca pensó que su vida de carabinero terminaría en retiro por el estallido social. Cuando cumplió la mayoría de edad se acercó a la escuela de Carabineros, en Concepción, ciudad en la que ha vivido toda su vida. Allí, se preparó y fue enviado a Santa Juana, donde comenzó su carrera. No tuvo problemas, laboralmente fue un lugar tranquilo y estuvo a gusto en el lugar. Sin embargo, sufrió un robo: el de su corazón. Antes de partir de la ciudad penquista, se enamoró de Margot, quien es su esposa. “La decisión de irme no fue fácil. Conocí a la que es mi señora hoy en día y estar lejos fue complicado. Nos enviábamos cartas, que era lo que funcionaba en ese entonces”, agregó.
“La vida del uniformado, cuando te estás formando, es difícil. A veces, tus superiores te ponían a prueba de manera muy dura, te decían ´no vai a aguantar acá´ ´tu polola te está cagando con otro por allá´”… “Todos los lunes llegaba el mensajero con las cartas y te llamaban por apellido, a veces no me llamaban y eso era frustrante, te pasabas el royo”, expresó don Héctor.
La vida de Héctor, el carabinero que ascendió de rango y chocó con el estallido social
El amor fue más fuerte. Héctor Miguel salió adelante y pasó las pruebas que Dios y la vida le depararon. Formó un matrimonio con Margot y tuvieron tres hijos: Carolina, Alejandro y Katherine. No obstante, sus aspiraciones en la institución siguieron creciendo. De cabo primero -rango con el que comenzó- quiso ir más allá y entró a la Escuela de Suboficiales, en Santiago. Al contar con una familia ya formada, volver a salir de casa no era una decisión fácil, pero la hizo. “Mi esposa me apoyó y me dijo que lo hiciera. Pero me ataban mis hijos, sobre todo Katherine, quien es la menor, lloraba para que no me fuera y eso para mi era muy fuerte”, dijo.
Lo logró. Superó la intensidad de la capital y pudo volver a Concepción, con su familia. Allí, ejerció su rango de suboficial mayor y de acuerdo a su antigüedad, fue condecorado. “Carabineros me ha dado todo, me dio una forma de vivir, mi familia, mi casa, muchas cosas por las que siempre voy a defender la institución y voy a estar agradecido”, expresó.
Un accidente que casi no cuenta
No todo termina y queda aquí. Don Héctor recordó dos momentos que, para él, fueron claves en su vida para plantearse dejar la institución. Uno de ellos fue un accidente que vivió en 2003.
“Me dirigía a la primera comisaría, que está en Salas con San Martín, y justo una cuadra antes, un taxibus se pasó el rojo en el semáforo. Me chocó justo a mi lado y me tiró contra una casa esquina”, agregó.
Con una risa que transmitía agradecimiento —probablemente a Dios por estar con vida—, indicó que el impacto lo hizo vivir una situación sobrenatural. “Yo recuerdo solo dos cosas. Una de ellas, es que sentí que me despegaba de mi cuerpo, ascendiendo. De repente, algo me succiona y vuelvo a mí mismo”.
“La otra es cuando llega la ambulancia y las patrullas, que eran mis colegas, se dieron cuenta que era yo y me llevaron inmediatamente al hospital”, finalizó la anécdota.
El estallido social lo cambió todo, dicen. Para don Héctor, también. “He vivido muchas protestas por diferentes motivos. He ido a cubrir allanamientos, funerales de alto riesgo, barras bravas en el fútbol, etc. Pero no algo como el estallido social en octubre”, expresó.
Su retiro y reincorporación
Debido a la contingencia social que aconteció en el país, la situación generó que tocara su conciencia. Los motivos fueron las necesidades de la gente y su integridad. “Tengo mi postura política, como todo ciudadano, pero ya con una edad y carrera avanzada, pensé en mi familia. Dije ´hasta aquí llego yo´”…”Me consta que existieron colegas que ante el momento actuaron irracionalmente, pero en mi caso, siempre mi lema fue velar por la protección de las personas”, dijo.
“En los días que fui a cubrir, hubieron días que me tiraban excrementos. Eso me hizo recordar lo que viví en mis comienzos y, ya con una vida realizada, dije que no quería más esto”, recordó.
Las vueltas de la vida llevaron a Don Héctor nuevamente a portar el uniforme. Su tiempo en retiro hizo que extrañara la institución de Carabineros y, tras 5 años fuera, recibió un llamado para retomar las labores, esta vez administrativamente en el COP (Control de Orden Público). “La decisión que tomé en aquel entonces (estallido social) fue necesaria para replantearme cosas. No quise irme, pero fue lo mejor que pude hacer. Gracias a Dios, hoy estoy de vuelta”, cerró.
Así, don Miguel continúa con sus servicios en la institución que tanto le dio y con la misma vocación que siempre tuvo: defender y ayudar a las personas.