Estudiantes universitarios: independencia y Adaptación

Cada año, miles de estudiantes universitarios enfrentan el desafío de dejar su hogar y familia para ir a estudiar a ciudades lejanas y comenzar su adaptación a la independencia. Esta etapa, que para muchos representa un sueño y una oportunidad, también implica enfrentar desafíos emocionales, sociales y académicos que no siempre son visibles desde afuera. Paloma Rodríguez, estudiante de Kinesiología de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Nos comparte su historia, sus sentimientos y las lecciones que ha aprendido en este proceso de independencia y adaptación.

Paloma recuerda que los primeros meses fueron los más difíciles “De primera extrañaba mucho a mi familia, estar con ellos o llegar de clases y que esté la comida y la casa calentita” comenta. De igual forma añade “extrañaba la rutina, la comida de mi mamá, la compañía de mis familiares y, sobre todo, la seguridad que da estar en un entorno conocido”. Esta sensación de nostalgia y soledad es común entre quienes se mudan para estudiar. Paloma es de Pinto, Chillán un lugar que está relativamente cerca de Concepción.

Paloma añade que hubo momentos en que se sintió insegura y con ganas de regresar, “En las noches, cuando todo estaba en silencio, la soledad se hacía más fuerte. Me preguntaba si había tomado la decisión correcta, y hubo días en que pensé en renunciar y regresar”, confiesa, esta sensación de vacío y tristeza es común entre muchos estudiantes que se mudan por primera vez a una ciudad diferente, y puede afectar tanto su bienestar emocional como su rendimiento académico.

Independencia y adaptación de estudiantes universitarios

Para superar la distancia, Paloma buscó apoyo en sus compañeros y amigos. “Encontrar personas que están pasando por lo mismo ayuda mucho. En la pensión donde vivo, comparto con una compañera de Universidad y ella se ha convertido en un apoyo importante para mí” señala. Esta red de apoyo es fundamental para manejar la soledad y la ansiedad que puede generar estar lejos de tu familia. Con el tiempo empezó a manejar mejor sus emociones y fortalecer su autonomía.

Paloma destaca que esta experiencia, aunque compleja, ha sido fundamental para su madurez. “Aprendí a organizarme, a ser responsable y a valorar más a mi familia. Ahora me siento más capaz y segura”, afirma. Recomienda a quienes están por iniciar esta etapa que mantengan una comunicación regular con sus seres queridos, pero también que busquen crear un sistema de apoyo local con amigos y compañeros. “Mis amigos me enseñaron a ser más paciente conmigo y a buscar actividades que me hicieran sentir bien, como hacer ejercicio y salir con ellos”, comenta.

Consejos sobre la independencia y adaptación

También destaca la importancia de mantener una conversación constante con su familia, aunque reconoce que no siempre es fácil. “Intento llamar a mi mamá todos los días. A veces hablamos por videollamada y eso me ayuda a tenerlos cerca, aunque sea a la distancia”, dice.

A pesar de los momentos difíciles, Paloma asegura que esta experiencia ha sido fundamental para su crecimiento personal. “He aprendido a ser más independiente, a organizar mi tiempo y a tomar decisiones por mí. También valoro mucho más a mi familia y entiendo lo importante que es el apoyo que me dan, aunque no estén físicamente conmigo”, señala feliz.

Cuando le pregunté qué consejo le daría a otras personas que están por comenzar a estudiar lejos de casa, responde “Es normal sentir miedo y extrañar, pero también es una oportunidad para descubrir quién eres realmente. No tengas miedo de pedir ayuda y construir nuevas amistades”.

El proceso de estudiar lejos para los estudiantes universitarios, es un desafío difícil, debido a que descubren cómo es vivir con independencia, pero también descubrir la capacidad de adaptación y crecimiento personal. Como Paloma y muchos otros estudiantes demuestran, con apoyo, resiliencia y una actitud positiva, esta etapa puede ser una de las más enriquecedoras de la vida.