La “Leona Oficial” que conquistó las redes sociales desde Concepción
Con solo 20 años, Isabel Calvo, también conocida como la “Leona oficial” se ha convertido en uno de los rostros más visibles del Gran Concepción en redes sociales. Estudiante de primer año de Periodismo e influencer, ha logrado construir una comunidad sólida y fiel en apenas un año. Sus colaboraciones con marcas como L’Oréal, Coca-Cola, Swarovski y Falabella dan cuenta del impacto que ha generado en tan poco tiempo. Pero detrás de los videos virales, está también una joven que ha sabido reinventarse desde la intuición, el trabajo constante y el vínculo profundo con su madre.
Isabel no comenzó de cero por casualidad. En 2021, durante la pandemia, ya hacía videos de lip sync, como muchos jóvenes de su generación. A pesar de tener cierto reconocimiento, sentía que ese contenido no la representaba realmente. “No hablaba, no mostraba mi personalidad. Solo me grababa 15 segundos, una vez al mes, y a veces se viralizaba”, recuerda.
Con el tiempo, ese formato dejó de hacerle sentido. Cerró sus redes en 2023 y desapareció por un tiempo. No sería hasta principios de 2024, tras una lectura de tarot con una amiga, que volvería con una nueva cuenta y una nueva convicción. “Me dijo que tenía muchos ‘oros botados’, que tenía el poder de la comunicación. Yo quedé como: ¿Qué cresta?”, cuenta. Esa lectura, sumada a las ganas de mostrar lo que realmente le gustaba, la impulsó a comenzar desde cero. Borró sus cuentas anteriores, eliminó a más de 80 mil seguidores uno por uno, y se lanzó con todo.
Desde entonces, su contenido ha evolucionado junto con ella. “Siempre me he sentido una persona un poco diferente en los gustos. Hay cosas que me gustan que no le gustan a la mayoría de gente de mi edad”, explica. Sus primeros videos virales fueron sobre colecciones de Sanrio, productos de AliExpress y Get Ready With Me, donde mostraba su forma de hablar con amigas del colegio, con expresiones como “de mujer”, “de chava”. Esa autenticidad fue clave para que las personas comenzaran a conectar con ella.
Fue en ese contexto donde nació su apodo más conocido. “Ya me estaba aburriendo de que todos me pusieran lo mismo: ‘de mujer’, ‘de chava’. Entonces hice un video diciendo: ‘Chiquillas, díganme nombres’. Una chica comentó: ‘Tú eres como muy de Leona’. Y quedó. Ahora soy la Leona Oficial. Tiene fuerza, y siento que fue creciendo de a poquito, sin que yo me diera cuenta”.
La Leona de Concepción más allá de las redes sociales
Isabel tiene claro que la imagen que proyecta en redes es solo una parte de ella. “No es que sea una persona distinta, sino que simplemente muestro una parte. La gente me conoce cuando estoy feliz, creativa, con ánimo de compartir. Pero cuando estoy triste o enojada, no me grabo”, dice con total honestidad.
Lo que se muestra en redes es, según ella, la versión luminosa de su identidad. “La Isa de Instagram no es un personaje, pero sí es una versión editada. Y eso está bien. Tengo claro lo que muestro y lo que no. Hay límites, y eso no me hace menos real. Solo me hace humana”.
Una Leona con raíces: el importante rol de su madre
Si hay alguien que ha sido clave en la historia de Isabel, es su mamá. Desde pequeña ha sido su principal apoyo emocional, y también una gran fuente de inspiración. “Antes, cuando mi mamá recibía plata o hacía algo, lo primero que hacía era comprarme cosas a mí y a mi hermana. Muchas veces dejó de comprarse cosas para ella”, cuenta.
Ese cariño ha crecido con los años, y también ha sido reforzado por lo que Isabel ha logrado en redes. “Ahora yo le digo: ‘Mami, ¿qué quieres?’ y le llevo un detallito. No algo grande, pero sí de corazón”. Pronto ambas emprenderán su primer viaje juntas. “Nos vamos solas. Un viaje de chicas, un viaje de leonas. Y obvio que vamos a grabar todo, perrita. Hay que recuperar la inversión”, comenta entre risas.
Pero más allá de lo anecdótico, Isabel tiene clara la importancia de ese vínculo. “Mi mamá dejó de ser mujer para ser mamá. Y yo con todo esto creo que es como la única manera que tengo de devolvérselo”. Aunque al principio su madre no entendía muy bien lo que ella hacía, hoy la apoyan incluso en el supermercado, donde ya la reconocen. “Se hizo otro TikTok porque la tengo bloqueada, para que no lea comentarios feos. Pero igual se entera de todo”.
El contenido en redes sociales como consecuencia del crecimiento personal de la leona de Concepción
A pesar de su crecimiento explosivo en redes sociales, la leona asegura que no persigue la fama que se le adjudica en Concepción. De hecho, nunca buscó a las marcas con las que ha trabajado. “Yo no las busco. Pero creo que eso tiene que ver con que lo hago por gusto, no por plata”, señala. Aun así, no ha estado exenta de errores. “Cuando empecé, me mandaban una hoja guía para las campañas y yo no entendía nada. Nadie te explica. Me pedían rehacer videos porque no seguía el guión”.
Este proceso de aprendizaje ha ido de la mano con una transformación más profunda. “Mi crecimiento en redes ha sido paralelo a mi crecimiento personal”, asegura. En 2023 estuvo en terapia todo el año y muchas de las reflexiones que trabajó con su psicóloga se reflejan en su contenido. “Me gusta mostrar mi evolución. No me interesa ser la misma persona todo el tiempo. Antes pensaba que las personas no podían cambiar, pero ahora me gusta decir: ‘Sabes que antes pensaba así, y ahora pienso distinto’”.
De Concepción a Japón: un viaje hacia dentro
Uno de los momentos más significativos en la vida de Isabel fue su segundo viaje a Japón, país al que siente una conexión profunda desde niña. “Me gusta el anime, la cultura, el idioma. Mi papá también es fan, y yo estudié japonés dos años. La primera vez fui con él, pero la segunda fui sola. Fue una experiencia heavy”.
Después de su primer viaje, sintió una tristeza difícil de explicar. “Me dio depresión post viaje. Me sentía rara, como si se me hubiera quedado algo allá”, confiesa. Eso la llevó a hacerse una regresión, una especie de terapia espiritual, donde descubrió que, según esa sesión, había muerto en Japón en otra vida. “Me dijeron que mi alma se quedó allá”.
Su segundo viaje fue distinto. Más introspectivo, más solitario. “Sin hablar japonés fluido, sin red de apoyo. Me tocó aprender a estar conmigo. Si me frustraba, no tenía a quién recurrir. Me la mamaba sola”, dice. Fue ahí cuando sus videos comenzaron a viralizarse con más fuerza. “Subía videos en la noche y despertaba con 80.000 likes. Nunca me había pasado. Me di cuenta de que cuando haces las cosas desde el amor, sin esperar nada, los resultados llegan igual”.
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