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Yashir Islame Pinto, chileno que juega en la selección de Palestina: “En un interrogatorio me pasaron un cuchillo por la cara”

Desde Tailandia, el futbolista relata cómo eligió representar a Palestina, la tierra de su abuelo, en un gesto que trasciende lo deportivo. Entre interrogatorios, estadios repletos y la sombra de una carrera que pudo tomar otro rumbo, Yashir Islame traza un camino propio, donde un gol se convierte también en un símbolo de resistencia.

Por Antonia Brante

9:30 horas en Chile, 20:30 en Tailandia.

Al otro lado de la pantalla, sentado en el comedor de su casa en Ayutthaya, Tailandia, está Yashir Islame Pinto, quien en algún minuto fue Yashir Pinto Islame. Ese orden cambió en el minuto en que se vistió con la camiseta de la nación de abuelo: Palestina.

¿Por qué el cambio de apellidos?

“Invertí mi apellido para poder tener el apellido Islame antes que el Pinto. No lo saqué ni mucho menos, solo lo invertí, porque me siento mucho más representado con mi familia árabe que con mi familia Pinto”.

¿Qué pensó tu familia de este cambio?

“Yo creo que por lo que me han transmitido, todos están muy orgullosos y están muy felices con la decisión que tomé”.

Aunque hoy no está en la nómina para jugar las clasificatorias del Mundial de 2026, Yashir es parte del equipo nacional de Palestina desde 2016, cuando debutó en las clasificatorias a Rusia 2018 contra la selección de Timor-Leste. En ese partido convirtió 2 de los 7 goles con los que ganaron el enfrentamiento.

¿Cómo te contactaron para la selección Palestina?

“A través de LinkedIn llegó un palestino que trabajaba en la federación en ese momento. Él me escribe y me dice que me estaban tratando de contactar hace mucho tiempo, que ellos estaban interesados en que pudiera jugar por la selección de Palestina. Le dije que lógico, que me dijera qué tenía que hacer y qué información tenía que recopilar para comenzar lo antes posible”.

“Para nosotros, como familia significaba mucho. También para mi mamá. Así que no dudé. Cuando me llegó la posibilidad, la tomé, por todo lo que significa jugar por Palestina y representar a Palestina. Es mucho más allá de un tema netamente deportivo. Es una forma de visualizar todo lo que pasa y a través del deporte lo puedo hacer, así que lo tomé de inmediato”.

¿Y el idioma?

“No sabía. Jugué en Canadá, entonces me comunico en inglés. Arabe aprendí cuando iba a la a la selección. Aprendí lo básico, no mucho más, pero me puedo comunicar. Teníamos también a Husam que nos servía de traductor y algunos palestinos también hablaban español, entonces eso hizo que todo en el fondo fuera mucho más fácil en cuanto a la comunicación”.

“Es una forma de visibilizar lo que pasa”

Pero jugar por Palestina va mucho más allá del idioma o de las barreras culturales. Para Yashir esta decisión no fue sólo deportiva, sino política.

¿Qué significa para ti jugar por Palestina?

“Para nosotros, como familia (mi esposa y yo) significaba mucho. También para mi mamá. Así que no dudé. Cuando me llegó la posibilidad la tomé, por todo lo que significa jugar por Palestina y representar a Palestina. Es mucho más allá de un tema netamente deportivo. Es una forma de visibilizar todo lo que pasa. Yo lo he dicho en cada entrevista, para mí es un privilegio poder ir a representar a la selección. Cada vez que me tocó ir lo hice con mucho orgullo, porque siento que es un deber y sabía a todo lo que representaba al jugar, entonces, yo personalmente siempre di un poquito más por la selección”. 

Mi responsabilidad mayor en el fondo es darles un poquito de felicidad. Son 90 minutos, pero con un gol o el hecho de ir a la a la selección, la gente lo valora mucho. Porque saben que nosotros viajamos muchas horas para poder jugar, con cambios de hora y todo. La gente lo valora mucho y ya el hecho de ver a un niño feliz en el estadio, riendo, ya con eso está pagado. Cada vez que iba, trataba de no salir tan apurado del estadio para poder ver un poquito la realidad, ver lo que sienten, porque la gente en Palestina vive en represión constante, y sus alegrías, hay que ser súper sincero, no son muchas, porque es feo vivir así. Es feo saber que cuando tus hijos vayan al colegio los van a acosar”.

¿Cuál es tu recuerdo más feliz con la selección?

“Un gol que hice en el estadio principal de Ramallah, el estadio nacional donde jugábamos todos los partidos de local. Estaba lleno y pude hacer un gol importante que nos aseguró la clasificación a la Copa Asiática por segunda vez consecutiva, que era histórico y todo. Entonces mi recuerdo más lindo fue ese”.

Los controles fronterizos

Jugar con Palestina implica peligros. Al ser una zona de conflicto, los controles fronterizos son muy rigurosos.

“Era complicado el ingreso y la salida, porque para cualquier ciudad de Palestina, para entrar a Cisjordania, entras por “checkpoint” o centro de control israelí. 

Entonces, es jodido porque claro, si tú vas con el pasaporte chileno, dentro de todo te tratan bien, pero en el momento en que te preguntan a qué viene y tú dices, “voy  a jugar fútbol”, cambia totalmente el escenario. Ahí empiezan a preguntar por qué por la selección de Palestina y todo eso. Mis interrogatorios fueron muy largos, siempre, mínimo 2 horas. Un día creo que estuve 6 horas. Lo primero que hacen es quitarte el teléfono y eso hace que tu familia automáticamente se preocupe. Tratan de cansarte para ver si no coinciden tus versiones”.

Según relata, han habido veces más peligrosas que otras, y el rigor en los interrogatorios ha aumentado desde el estallido de la guerra de Israel-Gaza.

“Una de las últimas veces que jugué por la selección, fue en un partido contra Arabia Saudita. Tuve que pasar por el checkpoint y fue todo mucho más rápido que de costumbre. Duró como una hora, yo me sorprendí. Cuando estaba saliendo del aeropuerto, me pararon dos policías de civil y me llevaron a una habitación cerrada. Esa fue una de las veces en que más miedo sentí, porque no sabía lo que estaba pasando”.

“Uno de los tipos sacó un cuchillo mariposa y me lo pasaba por el frente de la cara, y me decía “dinos la verdad”, como tratando de ponerme nervioso, y yo les decía “la verdad, está ahí, voy a jugar por la selección”. Yo viajaba con la carta que le manda la selección a los clubes, que es una carta FIFA, con toda la información de dónde me iba a quedar, cuántos días iba a estar, etc. Entonces, sinceramente, fui tranquilo. Pero en esa situación, uno lógicamente se pone nervioso”.

“Ahí me abrieron la maleta, me tiraron todas las cosas al suelo y me preguntaban dónde tenía el pasaporte palestino. Y el pasaporte lo tiene la Federación, porque lo ocupo solamente cuando voy a jugar con la selección. El resto lo hago todo con el pasaporte chileno, porque yo soy residente en Chile. Me tuvieron en eso como 3 horas. Finalmente, me tiran la maleta y me dicen, “Ordena tus cosas y te puedes ir”. Hacen esto en el ingreso para que si tú vas a Palestina, la estadía sea lo menos satisfactoria posible, para que no vuelvas. Esa es la finalidad”.

A pesar de vivir fuera del país desde 2023, mantiene la pasión por el fútbol chileno y sigue los partidos de Colo-Colo, equipo en el cual jugó en 2008 y del cual es hincha junto a su hijo de 4 años.

Hoy, desde Tailandia, con 11 horas de diferencia, sigue los partidos de sus equipos yse comunica con su familia y amigos.

En 2017, con el Melaka de Malasia, se introdujo en el fútbol asiático, lo que lo ha llevado a visitar países desconocidos para él, con culturas muy distintas e idiomas que no manejaba. Sin embargo, este no es el camino que imaginó en su juventud.

A sus 20 años, después de haber jugado el Sudamericano Sub-20 con La Roja, el equipo alemán SC Friburgo le solicitó a Colo-Colo (club por el que jugaba) que enviaran a Islame Pinto a Alemania por un mes para probarlo. Lamentablemente, la prueba no se concretó por temas contractuales de los equipos.

“Quedé con esa espinita de “Yo estaba para jugar en Alemania”, porque de hecho hicieron una oferta y, bueno, no se pudo”.

Con el tiempo lo superó y llegaron nuevas oportunidades, pero que significaron abandonar el sueño de jugar en los grandes clubes europeos.

“El futbolista, en general, pasa por muchas cosas que de repente la gente no las ve, porque se le da énfasis a los que están en la élite, pero hay un montón de futbolistas que tienen un lado B, por decirlo así, que es más sacrificado”.

“Cuando llegó la oferta para ir a Malasia, me cuestioné un montón. ¿Sigo tratando de forzar Europa o México o esos mercados más tradicionales o tomo esta posibilidad que económicamente era buena en un lugar totalmente desconocido?”

“De Malasia no sabía nada, pero mi señora había venido de vacaciones. Ella me dijo, “Es bueno para vivir, las ciudades son tecnológicas, está todo muy avanzado y todo”. “Ya vamos”, le dije y tomamos la decisión por este otro camino alternativo que es enfocarse en un bienestar económico, porque el mercado asiático es bueno y no es misterio para nadie”.

“La mayoría de las personas son musulmanas, porque es un país en que la religión predominante el Islam y eso automáticamente hace que la vida sea distinta”.

“La verdad lo que más me chocó fue que cuando llegué estaban en Ramadán y ahí entrenábamos de noche, desde las 12 de la noche hasta las 3 de la mañana. La gente duerme en el día, porque no comen durante el día, entonces, modifican su estilo de vida para la tarde y eso dura un mes y 10 días”.

“Después, en el día a día, el tema de los rezos más que nada. Los partidos empiezan un poco más tarde porque a las 8 de la tarde hacen oración, ese tipo de cosas más que nada religiosos, pero acá en Tailandia son budistas, entonces hay otro tipo de conducta en cuanto a la religión”.

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